- ¿Cómo te fue con la mamografía? -pregunta un padre a su hija.
- Monografía, pá, mo-no-gra-fí-a.

Una muchacha ofrece media figacita a su hermana:
- Tomá, comela vos.
- No, no quiero.
- Dale, que si no estaría comiendo dos panes y medio.
- ¿Y?
- No me gustan los decimales.

Mientras la profesora de matemática pegaba un lomo nuevo de papel blanco a un libro amarillento, explicó:
- No importa, después se mimetiza.
- ¿Cómo?
- Sí, las cosas se mimetizan con el ambiente. Una vez le cambié los estantes a una repisa y los nuevos eran de madera de otro color. El carpintero me dijo: con el tiempo, va a ver, se van a poner todos iguales. Y así fue. ¿No viste? cuando cambiás los azulejos, aunque sean los mismos, los nuevos resaltan... pero con el tiempo, se van mimetizando. Es así. No digo que sea una propiedad oculta... (se rió) debe ser porque se deposita suciedad... o bueno, no sé.

- ¿Quién era esa chica?
- Ay, me parece que saludé a la oriental equivocada. -dijo una muchacha, al salir de una fiesta, después de abrazar efusivamente a una chica de ojos achinados.

- Si te sentás desnuda frente a la computadora sentís que mirás la pantalla con las tetas. -dijo un ama de casa.

- Y... este chico altera la clase. Tiene todo un tema con lo... sexual. Le gusta generar incomodidad en los demás. Por ejemplo me dice "vio profesora qué lindo hombre es Antonio Banderas, qué sexy", claro, como queriendo sugerir... De todas maneras, no tiene nada de malo, es como si yo dijera qué hermoso cuerpo que tiene Pamela David, qué mujer tan atractiva, eso no quiere decir que yo tenga una sexualidad... diferente. Pero bueno, es que este chico tiene un padre muy autoritario, se explica. -dijo una profesora, confidencialmente, durante el recreo.

- Su fealdad es como un agujero negro que absorbe todo. No me deja concentrar. -dijo una joven preceptora sobre su compañera de trabajo.

- ¡Negro de mierda! ¡Te cojo con los pelos de la concha! ¡Pijacorta! -le gritó, desde la vereda, una mujer de catsuit fucsia a un taxista.